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Foto del escritorOsadía Jurídica - Blog

EL COLISEO DEL POPULISMO COLOMBIANO




Por, Jhoan Stiven Plata Gil - Abogado invitado


Innumerables han sido las herencias de la civilización romana al mundo occidental como hoy se conoce, desde la organización territorial, el alcantarillado, los servicios sanitarios, hasta los modelos de gobierno y control político, sin faltar el avance del método jurídico como fórmula para resolver conflictos, prácticas refinadas en las urbes durante siglos de constante prueba y error, hablaremos ahora de un legado específico, el Coliseo, también conocido como anfiteatro o circo.



Originarios del periodo Imperial Romano (desde el año 27 AEC. hasta el 476 EC.) los Coliseos eran estructuras para el ocio y el entretenimiento del pueblo, entre sus principales presentaciones se encontraban, la ejecución de criminales, la caza de animales salvajes, el martirio a los cristianos, representaciones teatrales y la lucha entre gladiadores, eran espectáculos de sadismo magníficamente orquestados, brindaban al pueblo entretenimiento, tanto era que los gobernantes descubrieron en esto una herramienta de control social, de allí surgió la famosa locución “Panem et circenses” (Pan y Circo), en palabras del poeta romano Juvenal:





Era bien conocido el efecto sedante sobre las masas, tanto así que su financiación era indispensable en el gasto público, pues el coliseo era también un mensaje sobre el poder de la institución Estatal, por eso eran estructuras tan finamente realizadas y planificadas, majestuosas, para hacer sentir pequeños a los ciudadanos y por supuesto con fuertes demostraciones de violencia para hacerles ver la fuerza del imperio.



Así mismo, los juegos eran celebrados con la entrega gratuita de alimentos y bebidas, para demostrar no solo la fuerza sino también la clemencia y bondad de los gobernantes, estas actuaciones hacían del coliseo una palpable manifestación de voluntad.



Si bien, posterior a la caída de Roma, los coliseos fueron abandonados y la edad media se olvidó de ellos, su metodología persistió en otras prácticas. Entrados en el siglo XXI, los avances tecnológicos han permitido acceso a información masiva e instantánea, el coliseo ha evolucionado, ya no requiere toneladas de piedra y cemento, ahora está hecho en código de programación, de miles de millones de Bytes de información.



Se presentan hoy en la arena, Alias Otoniel junto con otro criminal de turno, en el papel de bárbaros, de enemigos del imperio, tres, cinco, veinte veces al día, intensamente martirizados, contados al detalle sus vejámenes y cómo el poderío de la autoridad los “capturó” y ahora exhibe públicamente para castigar con todo el rigor de la ley, otra función estelar es el nuevo aunque no novedoso incremento en las penas, promete el burgomaestre que “quien la hace la paga” y así como antes, las multitudes le gritan, opinan y condenan alzando sus pulgares.



Hoy como antes, las multitudes alaban la dureza de la mano Estatal, que se empecina arrojando a las inhumanas mazmorras a algún criminal que luego será reincidente, en esta obra con mal libreto, la política criminal brilla por su ausencia, pues el endurecimiento de las penas contrasta con la falta de celeridad y garantías.



Sin embargo, fuera del coliseo, mientras las masas se encuentran entretenidas, en el Congreso, la Presidencia o el Concejo Municipal de algún pueblo sin vías, todo se vende, se compra o se obsequia, con la pasiva complacencia del pueblo, henchido y satisfecho, el circo está hoy omnipresente en cada pantalla, en cada dispositivo.

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