Por, Francisco Javier España Barraza, Abogado, columnista digital, consultor accidentes de tránsito y seguros.
Dentro del amplio despliegue de estrategias publicitarias para mostrarnos en el mundo digital o hacer marketing jurídico, una de las herramientas más conservadoras es la de crear “contenido de valor” y luego publicarlo con la esperanza que llame la atención de los prospectos de clientes.
Parece una formula sencilla, pero realmente no solo, no es fácil, sino que se ha convertido en el dolor de cabeza de la mayoría de profesionales del derecho y al final no entienden por qué no hay resultados si están haciendo un “buen trabajo”.
Vamos a partir de una simple pregunta: ¿Qué quiero obtener con la publicación de un artículo jurídico?
La respuesta natural es obtener clientes, pero el pecado que se comete, es que el diseño del texto y argumentación se va desdibujando en el transcurso de la redacción para volverse una expresión egocéntrica de la capacidad intelectual y conocimiento especializado del tema que más allá de una guía para los prospectos de clientes que accedan a él, se convierte en una frustrante lectura de tecnicismo diseñada para que cuando otro abogado lo lea, no tenga oportunidad de criticar al autor.
Sí, esto es lo que realmente pasa en la práctica, los abogados cuando redactamos artículos somos muy temerosos de usar un lenguaje accesible a la persona del común, no queremos ser sencillos y por lo general abusamos de la argumentación jurídica, de allí el exceso de dogmática y de referencias a Sentencias que al final nadie lee, no medimos esto y cansamos al lector, peor aún al cliente potencial.
El señor que vende BONICE es realmente nuestro cliente, no el otro colega que ostenta 2 maestrías y 4 especializaciones, le tememos al señalamiento de los colegas irritables y con delirios de correctores de estilos, pero no nos da miedo ser muy académicos y aburrir al que realmente nos debe importar, la persona del común que por lo general no tiene una fuerte formación académica.
Gracias a esta situación nace el famoso El copywriting, que, en efecto, es el proceso de producir textos persuasivos para acciones de Marketing y Ventas, como por ejemplo artículos de mi área de ejercicio. Me atrevo a decir esto porque he publicado más de 200 artículos en distintos medios de comunicación y he comprobado que entre más técnico soy, menos lectura obtengo, pero cuando soy más sencillo e incluso empático con la explicación, mayor cantidad de clientes me contactan, por ello puedo afirmar de manera categórica que es un gran error escribir para abogados y no para los clientes, sí, EL ABOGADO NO SABE ESCRIBIR ARTÍCULOS.
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